Adios 2010

Toca decir adiós al 2010. Llegó la hora de despedirse del año y de la década. Terminamos un año lleno de sorpresas, cosas inimaginables, sueños sin cumplir, palabras calladas, enfados y abrazos. Terminamos un año más de cambio, de reflexión y de aprendizaje. Cambios en las amistades. Amistades que hicieron daño y decidimos dejar atrás, amistades perfectas que conservaremos el resto de nuestras vidas, amistades que nos engañaron durante mucho tiempo, que creímos que serían para siempre y resultaron ser una pérdida de tiempo. Amistades que pensábamos que nunca iban a surgir, que jamás conoceríamos a esas personas que acabarían siendo como hermanas. Amores imposibles, flechazos instantáneos, amores de engaño. También ha surgido el primer amor, ese imposible de olvidar, que te congela ese instante en el que le besas, que desaparece todo a tu alrededor y tan solo estáis tú y él. Yo he cambiado este año. Tú has cambiado también. Es cosa de la edad. Cambiamos y volvemos a cambiar, quizás no nos demos cuenta pero lo hacemos. Es inútil negarlo. Y es que, con catorce años, ¡qué esperas! Han ocurrido muchas cosas. Demasiadas peleas que nunca más se repetirán, muchísimas risas que irán a más, lágrimas que decido enterrar. Estúpidos comentarios que ya me dan igual, sí, me dan igual porque he aprendido a quererme tal y como soy, aceptándome con mis defectos y mis virtudes y que si a alguien no le gusta, que no mire. Pero no lo he aprendido sola, me han tenido que ayudar a ver, me han ayudado a mirarme al espejo y verme bien. Gracias. He aprendido que las personas a las que menos atención prestamos, a veces, son las que más cerca estarán de nosotros. He aprendido que sin amigos una persona no es nada, todos necesitamos un equipo que nos sujete si nos vamos a caer, que nos haga ver que delante tenemos la piedra con la que siempre tropezamos. He aprendido que las cosas llegan cuando llega el momento, que no hemos de acelerar el paso del tiempo porque más tarde traerá consecuencias. He aprendido que no importa cuántos amigos tengas en facebook o en tuenti, tampoco las visitas al perfil o los comentarios; eso tan solo sirve para creerse “guay” porque lo verdaderamente importante es tener, detrás de la pantalla del ordenador, fuera de casa a esas personas para poder salir por Elche, saber que puedes contar con ellos si estás mal, gritar de alegría y hacer el loco alguna noche. He aprendido que las cosas buenas deben grabarse en piedra y las malas sobre arena porque sino nos llenamos de odio y rencor hacia alguien que quisimos y nos hizo daño, porque si nos piden perdón somos incapaces de perdonar y de pedir perdón. He aprendido que la paciencia es una gran virtud que muy poca gente posee. He aprendido que la relación entre dos personas que se quieren de verdad no depende de los kilómetros a los que estén. He aprendido que creer en algo solo depende de uno mismo, nosotros lo elegimos. He aprendido que la esperanza es lo último que se pierde y que la ilusión de un niño va más allá de lo que es. He aprendido que los fantasmas de uno mismo si se ignoran, desaparecen. Y lo más importante, he aprendido que la felicidad está al alcance de todos y que para cambiar el mundo antes debo cambiarme a mí misma. Gracias a todos por el maravilloso año 2010 que me habéis dado, porque cada uno ha hecho que un momento sea impresionante. Y, momento a momento, se termina ya el 2010